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viernes, 29 de enero de 2010

Echo Valley Olives – EVO

El último conductor del día me deja en la salida de la autopista que lleva a Mangawhai. Tan solo bajarme del coche empieza a llover. Estoy solo en medio de la autopista y bajo la lluvia. Busco en la cartera algo de comer, encuentro una manzana y una ciruela, pero aún están verdes, les doy un par de mordiscos y las tiro, seguro que los pájaros las sabrán apreciar mejor.

No hay un solo lugar decente donde pueda cobijarme de la lluvia, así que tengo que conformarme con un pequeño árbol que apenas tiene suficientes ramas para cubrirme a mi y a la mochila. 20min mas tarde llega Don para recogerme, soy el único que esta esperando en la autopista por lo que no tiene problemas para reconocerme.

Pasamos primero a buscar a su madre, Hether, tiene 93 años pero se mantiene muy bien. Ha estado en una residencia durante unos días ya que Don y Teresa se habían cogido unas vacaciones.

Llegamos a casa, Don me presenta a Teresa y a la pareja de Belgas que van a hacer wwoofing conmigo, Nico y Alline. Acaban de llegar a NZ, van a pasar tres meses aquí, Alline ha perdido el trabajo y a Nico le han dado un “break” de tres meses, por lo que han decidido viajar.

Mientras cenamos en la cocina me doy cuenta de que el techo esta muy agrietado, siento curiosidad y les pregunto si es a causa de la humedad, pero me dicen que no, se agrietó cuando trajeron la casa desde Auckland hasta Mangwhai. Si,si, la casa entera, parece ser que es algo común en Nueva Zelanda, la gente se lleva la casa a cuestas allá donde van, nunca mejor dicho. Suelen transportarla entera o la parten por la mitad si es demasiado grande, la vacían de muebles y la cargan en un trailer especial. Normalmente se transporte durante la noche, cuando hay menos tráfico, rodeada de coches de seguridad por precaución.

Ha sido un largo día viajando, necesito dormir. Don me lleva a la habitación, que es en realidad un casa a parte, dos habitaciones cocina y baño, esta en muy buenas condiciones y muy limpia, uno de los mejores sitios donde he dormido haciendo wwoofing.


Con la luz de la mañana puedo ver la propiedad, estamos rodeados de olivos, tienen unos 600. Producen aceite de oliva virgen extra de alta calidad, tienen 6 diferentes tipos de olivas. A parte del aceite también tienen un huerto del que sacan provecho economicamente. Tanto el aceite como las verduras lo venden en los mercados los fines de semana, por lo que siempre están moviéndose de ciudad en ciudad para vender sus productos.


Trabajamos de 9h a 15h, con media hora de descanso para el te de la mañana y una hora para comer. Los primeros días tengo que segar el campo alrededor de los olivos con una segadora circular, hasta que la maquina dice no y deja de funcionar sin mas. El resto de la semana me dedico a ayudar a Nico y Alline trabajando en el huerto, plantamos judías, guisantes y chili. Cubrimos los tomates con una red para protegerlos de los pájaros, pero ya es tarde, algunos tomates han sufrido el ataque de la fuerza aérea Neozelandesa, también llamada ANZAC – Australia and NZ army core – ese era el nombre de las fuerzas armadas durante la segunda guerra mundial. Recogemos los tomates heridos en combate y los llevamos a la cocina, algunos de ellos no sobrevivirán, pero otros aún podrán ser útiles para decorar nuestras ensaladas.





 Las fuerzas aéreas no solo arrebaten contra los tomates, yo soy el siguiente objetivo. Mientras disfruto tranquilamente de una taza de café en el porche, un par de abejas me avistan volando muy bajo y muy cerca de mi cabeza. Pasan de largo, pero al poco tiempo vuelven, esta vez armadas con munición. Tengo que empezar a correr y me persiguen, pretenden aterrizar en mi cabeza y descargar sus misiles , me resulta difícil deshacerme de ellas, al final tengo que huir del lugar corriendo. Al cabo de media hora vuelvo a mi base, confiando en que el enemigo haya desaparecido, pero siguen ahí...entro corriendo en la casa y cierro las compuertas (puerta anti mosquitos). No pueden traspasarla, pero no dejan de intentarlo, primero una, luego dos, hasta que al final hay cuatro abejas de combate intentando traspasar mi muralla. Necesito refuerzos (Don y Teresa) pero estos no llegan, han cortado las comunicaciones y me es imposible contactar con ellos. Estoy totalmente rodeado. Me cubro con un chaleco antibalas (chubasquero), me hago con el vehículo mas rápido del que dispongo (zapatillas de treking), y me preparo para dejar la base. Abro las compuertas y empiezo a correr intentando esquivar el fuego enemigo, consigo escapar de nuevo sin sufrir heridas considerables. ¡malditas abejas!

Don es un apasionado de los coches clásicos, y en particular de la marca Ford. Tiene un Ford pick up de los años 30 con la marca de aceite estampada en las puertas, es la mejor manera de darse a conocer. Ademas tiene un Ford explorer, un Ford F150 (pick up de los años 70 aproximadamente), y un tractor, también Ford. El único coche que no encaja en este puzzle es un Chrisler de los años 50.


A Don le encanta moverse por la zona con su Ford de los años 30, saluda a todo el mundo que se cruza con él, algunos son conocidos o vecinos, pero otros no tiene ni idea de quien soy, aún y así les saluda, se le va mas que orgulloso con su juguete sobre ruedas.

El jueves Don y Teresa están invitados a realizar una cata de aceite de oliva en The Club, un club de bolos. A parte de la cata de aceite también se realizara una cata de vinos. Nico, Alline y yo nos apuntamos a la fiesta. Nico y Alline representan los directores de ventas en Bélgica y yo soy el director de ventas en España. Hay una sala preparada para el evento con una una mesa presidencial donde se pondrán los diferentes tipos de aceites y  en frente hay dos largas mesas donde se sentaran los catadores.

Nico y yo nos sentamos junto a Hether y accidentalmente pasamos a formar parte del grupo de catadores. Probamos tres blancos, tres tintos y un espumoso. Los tintos saben bien, pero los blancos los sirven a temperatura ambiente en vez de servirlos fríos, pero al parecer es la mejor manera de apreciar sus diferentes sabores.


Tras la cata Teresa propone ir a cenar a una pizzería y nadie se opone por supuesto. En la pizzeria conocemos a Gordon, un amigo de Don. Vive en una especie de cuadra al parecer, cuando le preguntamos que utiliza como baño nos contesta el “long drop toilet”. Se cava un hoyo en la tierra lo suficiente profundo y cuando uno se sienta para hacer las necesidades escucha un “long drop” (larga caída) hasta que llega al fondo del hoyo. Por lo que cuando se oye una corta caída significa que hay que cavar otro hoyo.

A medida que voy conociendo el modo de vida de la gente que vive en las áreas rurales, me doy cuenta de que no le dan mucha importancia a la propiedad en la que viven, se conforman con mas bien poco, y tengo esa sensación alrededor de todo el país. Por supuesto, aquí también se pueden encontrar grandes mansiones de lujo cerca de la playa, pero eso ya lo conocemos todos.
 
Un día, tras pasar la mañana trabajando, Don me pide que le acompañe a dar un paseo. Nos vamos al otro lado del río, sigue formando parte de su propiedad pero lo tiene algo dejado, la hierba llega hasta las rodillas y los olivos apenas pueden diferenciarse de la jungla. Pero eso no es lo que me quiere enseñar, me lleva hasta unos matorrales donde hay un nido de Pukeko. El Pukeko es uno de los pájaros mas comunes en NZ. El nido tiene unos 6 huevos, nuestro objetivo es robar uno..así que sigilosamente apartamos la ramas y cogemos un huevo con mucho cuidado. Volvemos sobre nuestros pasos sin que nadie se apercate de nuestro pequeño hurto.
 
 
 
La idea de Don es poner el huevo junto con el resto de huevos de las gallinas y que se haga a fuego lento hasta que nazca un pequeño pukeko. La pobre gallina alucinara cuando vea que no es un pollito lo que sale de la cáscara...
 




A finales de la semana me voy a tomar unas cervezas al pueblo con Don, Teresa se ha marchado un par un dias para cuidar de sus nietos. Es entonces cuando tengo la oportunidad de conocer un poco mas a Don. Estuvo vivendo en Inglaterra durante 20 años haciendo todo tipo de trabajos, se casó tres veces, pero parece que por fin ha encontrado la estabilidad con Teresa.

Quizá el destino decidió hace tiempo que Teresa debía ser su mujer, ya que la conoció por primera vez unos dias antes de partir hacia Inglaterra. Nunca estuvieron en contacto cuando Don se marcho, pero aqui los tienes ahora, juntos en una granja de olivos...

El destino siempre tiene algun As guardado en la manga y nunca sabes cual va a ser su siguiente jugada.

Me voy de Echo Valley despues de dos intensas semanas trabajando, yendo a la playa, pescando, catando aceites y vinos...creo que puedo darme por satisfecho. Veremos cuál es la siguiente parada.

martes, 19 de enero de 2010

Vuelvo al retiro - Mana

A las 9h de la mañana Malte, uno de los compañeros del hostal, me deja a las afueras de Pahia para que pueda hacer autostop.


Espero unos 10min hasta que me recoge David, un Coreano de 32 años que apenas sabe decir hola en ingles. Vuelve a Auckland después de haber pasado un par de días de vacaciones en Bay of Islands. Acaba de llegar a Nueva Zelanda, ha venido para estudiar ingles durante un mes pero no empieza las clases hasta el día 4. Vive en Seoul, esta casado y se gana la vida fabricando los artilugios que después serán utilizados por los dentistas para atemorizarnos en sus consultas. Pero no siempre ha llevado la misma vida, antes cumplía servicio en la armada Coreana, es cinturón negro de taekwondo.

Tras explicarnos nuestra vida el uno al otro, me pregunta si me gustaría viajar con él hasta el día 4, cuando empieza las clases en Auckland, y es entonces cuando veo mi oportunidad. Como no tiene las cosas muy claras y no sabe muy bien que hacer, le propongo que vayamos Mana, que pase una noche allí gratuitamente y luego puede seguir viajando y visitando la región de Coromandel. Acepta encantado, no tiene nada mejor que hacer...

He conseguido un billete directo a Mana desde Paihia, unas 6 horas de trayecto, ¡no esta nada mal!

Llegamos al retreat center por la tarde, dos horas mas tarde de lo que esperábamos a causa del tráfico. Saludo a Donna y a Val y me presentan al resto de wwoofers, un chico de Sudáfrica, otro de EEUU, Jess de Auckland y una pareja de kiwis. Al rato Val me dice que podemos ayudar en la cocina para la cena, no esperaba tener que trabajar nada mas llegar...pero por suerte tengo otro ayudante, David, el pobre se pasara fregando platos durante una hora...

En Mana todo sigue igual, casi la misma gente, las mismas vistas desde el comedor de las que uno nunca se cansa de contemplar y el canto incesante de los pájaros.

El mismo día que llego entra un nuevo grupo de clientes, unos 40. Vienen para hacer un curso de una semana de duración. Todos tiene algo común, incorrecciones de la vista, miopía, hipermetropía, etc, el objetivo es mejorar la visión sin ayuda de las gafas y por supuesto sin ningún tipo de cirugía. Terry dirige el curso, cuenta la historia que Terry tenia una miopía que no veía tres en un burro, pero consiguió corregir totalmente la visión gracias a sus técnicas y ejercicios. Según él la vista y la mente están relacionadas, por lo que todo es una cuestión mental, valga la redundancia.

Algunos de los ejercicios que los asistentes al curso realizan son: no llevar gafas durante toda la semana y subir al santuario y volver en plena noche sin ninguna linterna. Es divertido ver a uno de los asistentes, un asiático, que debe tener un miopía tremenda, y cada vez que llega la hora de comer y pasa por el bufet, tiene que agacharse y acercar la vista a 10cm de las bandejas para saber que hay para comer.

Hablo con algunos de los clientes y están mas que convencidos de que estas técnicas son útiles, de hecho, asisten cada año al curso, siempre se realiza en un lugar distinto, esta vez se ha escogido NZ aparentemente porque tiene una luz especial.

Hago muy buenas migas con Andrew y Jess, pasamos las tardes jugando a baloncesto hasta que anochece y ya no somos capaces de distinguir el defensa del poste de la canasta.

La semana ha pasado rápido, como de costumbre. Me toca volver a Northland, de donde he venido, allí voy a hacer wwoofing en un campo de olivos, los propietarios producen aceite de oliva extra virgen, ¡me voy a sentir como en casa!

Playa de Paihia (parece brasileño, pero sigo en NZ)



Ante todo, quiero anunciar que tenemos un ganador - Sara, enhorabuena!!!. Ha adivinado que es lo que el conductor me dio al bajarme del coche: "Sustancia para fumar", que la utilize como moneda de cambio para pagar al siguiente conductor. Gracias a todos por participar! Te dedico la cita Sara, un beso!

Whangarei resulta ser mas que decepcionante. Un pueblo abandonado sin ningún atractivo. Incluso en la habitación del hostal, de 6 camas, soy el único ocupante. Decido entonces irme a Paihia, una hora en dirección norte.

Paihia es un pueblo costero situado en la zona de Bay of Islands ( Bahía de las islas). Como podéis imaginaros, la bahía esta repleta de pequeños islotes que pueden recorrerse o bien con barco o bien con kayak.
Para que os hagáis una idea, se podría comparar con Sitges (para aquellos que conocen Sitges claro...) pero algo mas pequeño.





Me alojo en el Backpacker cap'n' bob beach house, casi en primera linea de mar. Kay es la propietaria, y lo cierto es que hace muy bien su trabajo, es uno de los hostales mas limpios y acogedores en los que me he alojado en NZ. Desde mi habitación puede oír como rompen las olas por la noche antes de dormirme.

Parece que por fin ha llegado el verano, hace sol y altas temperaturas, perfecto para disfrutarlo en un pueblo costero. Me voy a dar un paseo el primer día para hacer una toma de contacto. Me paro en una cafetería que tiene una terraza en un primer piso para tomarme una cerveza en frente del mar.

Mientras leo los tableros colgados en la pared con el menú y las bebidas disponibles se acerca una camarera para saludarme. Me dice que me parezco a un componente del grupo “The Strokes”, parece que le hace gracia. Se llama Emma, es de Canada. Le pido una cerveza y la invito a tomarse una conmigo en cuanto tenga un rato libre.

Media hora después de disfrutar del mar desde la terraza Emma aparece con otra cerveza, invita la casa. Charlamos durante una hora, hablamos de Canadá, de NZ, de España... Desde luego he recibido una buena bienvenida en Paihia.

Uno de mis compañeros de habitación del hostal es Julian, un Californiano de 42 años con el que estableceré una buena amistad. Ha venido a Nueva Zelanda para buscar trabajo, es fotógrafo y le gustaría realizar videos comerciales en Wellington.


Mis días en Paihia se suceden yendo de playa en playa y disfrutando del verano, aunque suene raro, por primera vez tengo la sensación de estar de vacaciones.

Estamos en diciembre y se acerca la navidad, desde luego, aquí nadie lo diría, no hay nieve, ni belén, ni luces navideñas por las calles, ni árbol...bueno, árbol si, pero no precisamente en el salón...es extraño pasar un diciembre en bañador y nadando en el océano.





Se acerca nochebuena y nuestro plan es hacer una barbacoa en el hostal. Tenemos una terraza con vistas al mar perfecta para comer fuera. Nos juntamos Manika, una pareja de Alemania, otro chico alemán y yo. Nunca mejor dicho, ponemos toda la carne en el asador y al final tenemos una buena cena de Nochebuena, eso si, sin villancicos.



Para el día de Navidad Kay nos ofrece una ensalada y algo de carne, ¿y a que no sabéis que vamos a hacer? ¡otra barbacoa! Pero antes pasamos la mañana en la playa, ¿como tiene que ser en Navidad no?



No os voy a decir lo que hacemos por nochevieja porque ya os lo debéis imaginar. Después de la cena y ver los fuegos artificiales desde la terraza nos vamos al pueblo. Las calles están repletas de coches y gente festejando el año nuevo y en los bares no cabe ni un alfiler. Nos damos un paseo e intentamos entrar en un bar, pero resulta imposible, esta completo. Desistimos y volvemos al hostal hacia las 3 de la madrugada, estamos en el 2010, empieza un año nuevo y también una nueva década, procuraremos vivirlo de la mejor manera posible, ¡FELIZ AÑO NUEVO!




2 de enero del 2010, me voy a Mana otra vez por una semana, de momento no hay ninguna vacante disponible para wwoofers en el área de Northland, de todas formas, me alegra la idea volver a ver la gente que me acogió cuando llegue a Nueva Zelanda. ¡A la carretera!

miércoles, 6 de enero de 2010

"Toma, que lo disfrutes"

Esta frase aparece en la última entrada publicada - Raglan, paraíso del surf.

Alberto, uno de los seguidores del blog, me ha pedido que le explique que signfica "toma, que lo disfrutes".

Sin embargo, en vez de desvelar el misterio, os animo a todos a que participéis en un pequeño concurso e intentéis adivinar a que me refiero con "toma, que lo disfrutes".

El ganador tendrá una mención especial en la siguiente entrada, además de dedicarle una cita. Pero ten en cuenta que solo dispones de una oportunidad, ¡así que piensa bien tu respuesta!

Espero vuestras respuestas, ¡mucha suerte y a jugar!