--¿Quieres música de fondo? ¡Ve al final de la pág! --

lunes, 28 de septiembre de 2009

Tai Chi, meditación y un poco de ping pong

Durante la semana nuestra tarea es poner a punto el centro para el fin de semana siguiente. El horario es de 9h a 16h con descansos y con una hora para comer.
He encontrado la pelota de basket, así que ya puedo practicar algún deporte. Por los alrededores del centro hay muchos caminos y senderos para hacer. El martes hago el Waterfall path, es un camino de medio metro de ancho que atraviesa la selva, cruzando un riachuelo por tres puntos diferentes. En uno de ellos hay una pequeña cascada rodeada de arboles, ramas y arbustos, lamentablemente no tengo la cámara, voy a tener que volver a hacerlo para tomar fotos.
Miércoles y jueves son mis días libres, me gustaría ir a algún sitio, pero es complicado por el transporte, voy a tener que quedarme aquí de momento.

Darma Ghaia es otro retiro que está carretera abajo antes de llegar a Mana. Un mujer budista es la encargada del lugar, acaba de finalizar un mes de voto de silencio, y a partir de ahora, cada miércoles por la tarde se puede asistir a las sesiones de meditación que imparte. Nunca he ido a ninguna sesión de este tipo, así que tengo curiosidad. Llegamos a la casa y la hermana nos invita a pasar, la sesión se realiza en el salón. La chimenea esta encendida, también hay velas e incienso y dos filas de cojines una en frente de la otra. Antes de empezar, Shalom, así se llama la hermana, nos explica los pasos básicos para aquellos que no tenemos experiencia. Lo principal es encontrar un postura cómoda para sentarse, ya que la sesión dura una media hora y es importante moverse lo mínimo posible. Lo segundo es la “previa” a la sesión, que consiste en dar tres vueltas alrededor de los cojines, con paso lento, inhalando y exhalando con cada paso, como si todos fuéramos un solo cuerpo. Tras la previa, nos sentamos e iniciamos la meditación. De nuevo lo importante es la respiración, hay que inspirar y respirar profundamente, procurando tener la mente en blanco, si eso es posible, y sencillamente relajarse y darle a nuestro cuerpo y cerebro el placer de la respiración. La media hora se me pasa mas rápido de lo que me pensaba, para finalizar todos tomamos un té. Una vez acabado, podemos levantarnos e irnos en paz.
Después de la experiencia me siento relajado, casi me duermo, a parte de eso no noto ningún cambio en mi, no tengo super-poderes ni nada parecido, pero estoy seguro de que la práctica continuada puede ser beneficiosa.

Antes de ir a Darma Ghaia conozco a Sol Peterson, junto con su mujer tienen un spa colina arriba. Cada año pasan tres meses en Europa, en España entre otros países, así que habla un poco de castellano. Me invita a tomar una taza de té al día siguiente y acepto encantado. El miércoles por la mañana me voy a Waimana, así es como se llama el spa que tiene Sol. Allí conozco a Hannes, un chico alemán que esta haciendo wwoofing. Me tomo un té con los dos y charlamos un rato. Me alegra saber que tienen una pequeña casa a parte con un ping pong y un montón de instrumentos. Hecho unas partidas con Sol y Hannes, ya tengo otro deporte que practicar.

Después de haber empatado a partidas con Hannes y haber ganado dos a Sol me invitan a comer. Unas Salchichas, huevo frito, y patatas hervidas con espinacas. Las salchichas son de verduras, pero me da la sensación de estar comiendo carne, por fin...

Después de la apetitosa comida me voy a Mana, por la tarde toca Tai chi y Yoga con el resto de los wwoofers. Nos vamos al Octógono y empezamos con el Tai Chi, seguimos los movimientos de Sergio, parece fácil, pero tiene su truco, el objetivo es mejorar las malas posturas. Después hacemos un poco de Yoga guiados por Sol, y ahí me doy cuenta de la poco elasticidad que tengo, sin embargo Sol parece “elasti-girl”. Estamos en el Octógono, con vistas a la bahía y música de fondo, estamos en el sitio perfecto.
Por cierto, me había olvidado, tenemos dos nuevos wwoofers, Martin, de República Checa y Julia, de Alemania.

Danzas de la paz

Las danzas de la paz nacen de la mano de Samuel L. Lewis, un profesor de Sufi y Zen Master. El objetivo de las danzas era promover la paz a través de las artes. En sus inicios había alrededor de 50 bailes diferentes, hoy en día hay mas de 500 y se bailan por todo el mundo, desde América hasta Australia y Nueva Zelanda pasando por Europa, África y Asia.

El grupo de clientes del fin de semana (19-20 septiembre), se reúnen una vez al año para disfrutar de este ritual. El grupo es bastante variopinto, hay todo tipo de personajes, pero desde luego el mejor de todos es el “Ángel”. El Ángel es un hombre de 1,90 cm de altura, con la espalda ligeramente curvada hacia adelante, unos largos brazos colgando y balanceándose siempre hacia adelante y hacia atrás, con un rostro serio la mayor parte del tiempo y un andar algo patoso. Pero lo mejor de todo son sus atuendos. Siempre calzado con los típicos descansos australianos o neozelandeses, ahora ya no estoy tan seguro de donde provienen, marrones con pelo blanco en el interior. Medias hasta la rodilla con los colores del arco iris, calzoncillos blancos llenos de “smiles”, una camiseta por dentro de los calzoncillos con un smile enorme donde pone “I have fun I am sun”, y dos alas en la espalda de medio metro cada una, también con los colores del arco iris. Se va a vestir así todo el fin de semana.
Durante la cena del viernes conozco a Linda, una mujer que estuvo viviendo en Madrid hace ya unos años. Junto con unos amigos llevan una granja con caballos y otros animales en Bay of Islands y me anima a que vaya a hacer wwoofing allí. Voy a guardarme el teléfono y el mail, nunca se sabe. A lo largo del sábado trabajo durante el almuerzo y la cena ayudando en la cocina, han venido con su propio cocinero, es de Auckland, un tío majo. También estuvo de viaje por España, me pregunta si todavía se hacen descansos de dos horas para comer.

Es sábado por la noche, van a iniciar las danzas en el octógono, me han invitado a que me una a ellos, pero yo solo quiero mirar, tengo curiosidad. Me siento en un lado de la sala, tengo el grupo en frente, formando un circulo. Hay un líder que es el que guía y explica los pasos del baile. Suena la música y empiezan a caminar y cantar en circulo haciendo movimientos con los brazos. Desde fuera podría parecer una práctica sectaria, pero en realidad no son mas que un grupo de personas con una filosofía de vida, basada en la armonía y convivencia en paz, si...son un poco raros. De todas formas, me resulta interesante asistir a estas danzas.

El domingo por la mañana realizan los bailes en el santuario, aprovecho para ir porque todavía no he subido, así que es una buena oportunidad. Allí conozco a Mea, una chica de mi edad que a mi parecer debe descender de una familia Maorí. Me pregunta si puede hacerme una foto, le digo que sí. Muy amablemente se ofrece a llevarme a pasar el día a alguna ciudad o lugar cercano, para mi es perfecto, dado que no tengo transporte. En Nueva Zelanda todo el mundo tiene coche. Se puede adquirir un vehículo de segunda mano por 1200$, unos 600€, y se vende con bastante facilidad. Nos intercambiamos teléfono y correo electrónico.
El fin de semana ha llegado a su fin, ha sido interesante y he hecho muy buenos contactos.

martes, 22 de septiembre de 2009

Mana center - el retiro

Jueves 17 de septiembre
He dormido 12h, lo necesario para afrontar el día, aunque mi reloj biológico todavia tiene que adaptarse al nuevo horario.
Cojo el autocar de la compañía Intercity Bus, una de las más grandes que cubre todo el territorio nacional, dirección: Mana retreat center, región de Coromandel.
Mana retreat es un hotel/retiro donde se realizan actividades como yoga, Tai Chi o meditación entre otras. Allí voy a permanecer un mes realizando un intercambio de trabajo por alojamiento y manutención, o dicho de otra manera, voy a hacer wwoofing. Wwoofing viene de la palabra wwoof - Willing Workers on organic farms – una práctica que consiste en trabajar en granjas organicas a cambio de alojamiento y comida. Se realiza por todo el mundo, aunque creo que está más extendido por Australia y Nueva Zelanda.

Son las 10h de la mañana, estoy bordeando la costa en un mini-bus, ya queda poco para llegar. A las 10:30h el bus me deja en la entrada de un camino que lleva al centro. Allí me espera Sol, una chica argentina de 25 años que esta haciendo wwoofing con su marido, Sergio de 28 años. Llegamos al centro, ahí me recibe Donna, la manager, Suzi, Erin, otra wwooofer y Sergio. Nos sentamos en la terraza a tomar una taza de té y comer un trozo de pastel de chocolate, muy rico, las vistas son magnificas. Todos parecen muy agradables, en concordancia con la filosofia del lugar, tranquilidad, paz y harmonia. Para aquellos que tenian dudas queda confirmado, NO es ninguna secta.



Durante el resto de la jornada Sol me explica el funcionamiento del centro así como las tareas que debemos realizar y la habitación donde voy a dormir. El lugar esta compuesto por un edificio principal donde hay varias habitaciones, el salón-comedor junto con la cocina y una sala llamada Octogono, cuya forma ya os podeis imaginar. En esta sala es donde se realizan todas las acvtividades. Alrededor del centro hay varias cabañas que son el resto de las habitaciones. A parte, hay dos cabañas individuales totalmente aisladas y en medio del bosque, los llamados Retreat hunts. Se utilizan para aquellas personas que desean hacer un retiro personal, nunca me metería en uno de esos zulos... Para completar el complejo hay un campo de voleyball y una pista de tenis que hace la función de parking, pero por suerte alguien puso ahí una canasta, así que espero encontrar la pelota. A unos 20 min colina arriba se encuentra el santuario, un lugar de reflexión y meditación donde estan representadas todas las religiones por medio de unas vidrieras, las vistas ahí aún son mas bonitas.

En realidad a este lugar no se le puede considerar ni hotel ni spa, es mas bien un centro de retiro donde la gente viene a relajarse. El lujo y el servicio al cliente se substituyen por el trabajo en equipo y una forma de vida en comunidad, donde todo el mundo colabora en todas las tareas. Por cierto, son vegetarianos.

Sol y Sergio estan haciendo la vuelta al mundo, llevan ya unos meses en este país. Ambos son biologos, a él le gustan las artes marciales y el Tai Chi. Después de visitar Nueva zelanda se iran a China, luego a la India y después de Europa.
Por otro lado esta Erin, ella es una kiwi, una de sus pasiones es la cocina, así que esta aqui realizando un curso de aprendizaje.

A lo largo del día del viernes nos dedicamos a dejarlo todo listo y preparado, aquí los clientes vienen solo los fines de semana, y esta tarde nos llega un grupo de 50.

+ Info sobre el centro en:
www.manaretreat.com

Aterrizo en Auckland

Miércoles 16 de septiembre
Nueva Zelanda, 4 millones de habitantes contra 40 millones de ovejas. Al final he llegado a Auckland después de un vuelo nocturno en el que no he conseguido dormir más que un par de horas. Cada vez que conciliaba el sueño mi cabeza caía por su propio peso despertándome al instante. Desembarco y me dirijo al primer control de aduanas, al cuál le seguirán 3 mas y todos con un denominador común:
¿Cual es el motivo de tu viaje?
¿Cuanto tiempo te vas a quedar?
¿Viajas solo?
Una vez superada la prueba me voy a coger el bus que me lleva directo al backpacker hostel (esta vez no hay ningún letrero traducido en castellano como en Singapore). Me bajo en la parada que me deja justo en frente del hostal. Me dan la habitación 915. Necesito una ducha urgente, mientras busco la toalla en la maleta una de mis compañeras de habitación entra por la puerta. Es inglesa, lleva tres semanas en Auckland y ha ha venido aquí para trabajar.

Son cerca de las 13h, ya me ha dado una ducha y estoy preparado para salir a descubrir esta ciudad, hace un día soleado y la temperatura es bastante agradable.
Estoy paseando por Queen Street y me dirijo al muelle. Auckland parece una ciudad como otra cualquiera, hay una gran cantidad de asiáticos entre sus habitantes. Entro en una especie de centro comercial para ver si puedo llevarme algo a la boca. Hay un puesto de comida japonesa para llevar que tiene muy buen pinta, opto por el taper llamado “Salmon lovers”, cuesta 7$ (1$ NZ = 0,48 €). Llego al muelle, me siento en un banco al sol y me pongo a comer. Cualquiera diría que he salido de la oficina para tomar el almuerzo. Todavía me siento cansado y con sueño, así que me voy a tomar un café a una pequeña calle peatonal en la que hay varios bares y restaurantes con terrazas. Junto con el café me pido una cookie, me apetece algo dulce. La galleta resulta ser como una masa elástica de un sabor algo desagradable, así que la dejo entera. Después de mi café me voy a Albert Park. Esta ciudad me recuerda a San Francisco por sus colinas y las calles con grandes pendientes. Me adentro en el parque, sus jardines están repletos de universitarios y gente joven jugando al fútbol, comiendo, o simplemente tomando el sol.

Creo que por hoy ya he visto bastante, pero antes de volver al hostal quiero pasarme por el Sky Tower, sin duda lo mas emblemático de la ciudad. Esta torre de telecomunicaciones y difusión de radio y televisión mide de metros de altura. Desgraciadamente está cerrada, así que no voy a poder mostrar fotos panorámicas de la ciudad.

Llego al hostal, dejo las cosas en mi habitación y me voy al salón, quiero ver mi correo. Son las 18h, mi batalla contra el sueño esta a punto de acabar, llevo luchando varias horas y ya me estoy quedando sin fuerzas. 18:30h, ya estoy durmiendo en la cama, mañana será otro día.

sábado, 19 de septiembre de 2009

Primera parada - Singapore


Aterrizo en Singapore después de unas 16h de vuelo. La verdad es que el trayecto no se me ha hecho muy largo , que si ahora veo una película, que si ahora como un snack, que si ahora leo, que si ahora veo otra película, que si ahora como...lo cierto es que al llegar a mi destino tengo la sensación de no haber parado de comer, entre snacks a todas horas, almuerzos, cenas, desayunos,etc. Mis compañeros de viaje han sido una pareja de recién casados, se les veía a kilómetros. Ella catalana, el valenciano. De vez en cuando intercambiamos algunas palabras, me cuentan que se van a Australia durante 3 semanas, su intención es pasar unos días en Sydney y luego alquilaran una caravana para moverse por el país.


Son las 7h de la mañana del martes 15 de septiembre, el vuelo ha llegado sin retraso y me esperan por delante 12h para aprovecharlo en esta ciudad–escala que conecta occidente con una gran cantidad de destinos paradisíacos.


Camino por el aeropuerto de Changi buscando los trenes que conducen a la ciudad. Hago una breve parada para cambiar dinero, 40 € (1 € = 2,01$ S), al finalizar el día me quedarán en la cartera 19$ S. Sigo recto unos metros y no puedo evitar reírme con un letrero que indica la dirección del MRT (Metro de Singapore). Que simpáticos estos singapureños, nos lo ponen en castellano y todo, hay que coger el “tren que va a andar”, mas claro el agua!




Una atenta empleada del aeropuerto me ayuda a comprar el billete de tren, en realidad es una tarjeta. Me explica que una vez llegado a mi destino,debo introducir de nuevo la tarjeta en la maquina emisora de billetes, y ésta, a su vez, me devolverá el deposito de 1$ S. Que forma tan sencilla de reciclar y ahorrar cantidades de billetes que van a parar a la basura en el mejor de los casos, a ver si aprendemos.
El recorrido dura apenas 30 min. Hasta City Hall, centro ciudad. Salgo de la estación y una terrible humedad me da la bienvenida, haciéndome saber que no me va a abandonar mientras esté en la ciudad. Echo un vistazo rápido al mapa y veo que Orchard road no queda muy lejos de donde estoy. Orchard road es lo equivalente al Paseo de Gracia de Barcelona, una gran avenida repleta de tiendas y centros comerciales, considerada como punto de interés a visitar, aunque solo sea para pasear. He recorrido ya unos metros pero no veo nada interesante, así que entro en la estación de metro que tengo en frente de mi. Decido comprarme algún tipo de bono para un día, pero voy a tener que esperar hasta llegar a Chinatown, en cuya estación puedo adquirir el bono diario para el MRT.
Mi siguiente parada es little India. Tengo suerte, parece ser que en Malasia celebran el año nuevo, y por ese motivo las calles están decoradas con guirnaldas que crean un aire festivo.




Sin quererlo voy a parar a un templo Hindú. Me propongo entrar y hacer alguna foto, pero en ese momento el segurata / vendedor de souvenirs, me prohíbe la entrada, tengo que quitarme los zapatos. A pesar de la insistencia de varias personas en que pase y vea el templo me niego a hacerlo, aunque probablemente no vaya a pasar nada, no quisiera quedarme sin zapatos el primer día. Hago las fotos, pero desde fuera.





El barrio esta compuesto por edificios de viviendas que no superan los dos pisos. Hay una arteria principal y a ella van a parar todo tipo de callejuelas y callejones repletos de gente faenando, carretas paradas con mercancia y furgonetas descargando, en definitiva, la rebotica de Little India.


Empiezo a notar la humedad cada vez más, va a ser un día muy duro. Vuelvo a la boca del metro, mi siguiente parada es Chinatown. Al salir me encuentro con una calle repleta de comercios donde venden souvenirs, kimonos, todo tipo de velas e inciensos, y cualquier cosa que uno se pueda imaginar. Todos los tenderos quieren llamarme la atención, pero solo uno lo consigue, preguntándome a voces de donde soy. Al final lo único que obtiene de mi es mi nacionalidad. Sigo paseando por el barrio chino hasta que topo con un edifico enorme de viviendas de color amarillo que destaca entre el resto. Es como una gran colmena donde conviven cientos de familias. En una de las caras del edificio se entremezclan los tendederos de ropa con un sin fín de aparatos de aire acondicionado, una imagen curiosa.

Dejo atrás la colmena para encontrarme con otro templo, éste es mas grande que el anterior. Aprovecho para descansar un poco mientras contemplo las oraciones apoyado contra una columna. Mi espalda ya esta totalmente calada a causa de la humedad y la mochila. Se me acaba la pausa y decido volver a Orchard road. Esta vez estoy en plena avenida rodeado de todas las grandes marcas y firmas. Me siento en un banco para descansar un rato y decidir donde ir a comer. A los pocos minutos un asiático muy elegante y algo amanerado se para en frente de mi.
- Hello Sir, how are you?
- Hi, I am fine, and you? Le respondo algo sorprendido.
Entonces empieza a explicarme que trabaja para el establecimiento que esta justo detrás de él, cuyo nombre no recuerdo ahora mismo. La cuestión es que con motivo del 70 aniversario de la marca están regalando 20 packs de Swiss Time y parece que yo he sido uno de los afortunados. Observo detenidamente la caja que contiene un reloj de hombre, otro mas pequeño de mujer y una navaja suiza, todo por un precio no inferior a 45$ S (unos 20€ aprox) a partir de ahí decido yo que cifra poner. Se supone que en la tienda solo el reloj ya cuesta 400$. La verdad es que todo parece estar en regla, la garantía, los relojes, la caja, el asiático...y estoy a punto de comprarlo, pero al final decido no hacerlo y guardar el dinero para alguna urgencia, al fin y al cabo, no es más que un simple reloj. Nunca sabré si era verdadero o falso, pero el chaval me tuvo entretenido durante 10 min.
Después de haber hecho amigos nuevos me voy a Raffles Place para comer. Allí están concentrados varios rascacielos, parece ser el distrito financiero repleto de oficinas. Me paro a comer en un Thailandes, una arroz tres delicias y un vaso de agua, del grifo, no me hace mucha gracia pero no tengo otra opción. Llevo casi 48h sin dormir y ya voy notando los efectos. Tras un almuerzo rápido me voy a tomar un café en un bar que hay por los alrededores. Aunque aún es temprano y podría recorrerme la ciudad, voy a hacer la última visita, los jardines botánicos, Singapore esta repleta de parques y jardines. Le pregunto al Barman como puedo llegar hasta el jardín Botánico, me indica que tengo que dirigirme hacia Orchard road y allá coger un bus.
- Espera, te lo escribo en un papel
Me da la nota, la abro y leo: “Botanical gardens”. Bueno, algo es algo. Como todavía me quedan dolares y no los voy a gastar me permito el lujo de coger un taxi, además, estoy muy cansado.



El parque es enorme, tiene varios lagos y todo tipo de plantas, arboles y flores. Pierde la gracia ya que ha sido creado artificialmente, pero aun y con todo, es un paisaje bonito. Lo que destacaría es Orchard garden, un espacio repleto de Orquídeas de todo tipo, Singapore es famosa por las Orquídeas. Hay cientos de especies diferentes, unas mas bonitas que otras, pero todas únicas. Abandono el parque sin haberlo recorrido entero, las fuerzas se me agotan y los ojos se me cierran. Me voy al aeropuerto. Estoy esperando que abran la puerta para embarcar, ya no aguanto mas el sueño. Por fin la abren, paso el control, relleno un cuestionario de entrada a Nueva Zelanda, embarco y finalmente me siento, ya puedo descansar.



A mi lado se siente un londinense muy amable con el que hablo bastante durante el vuelo, él va a estar en Nueva Zelanda 3 días por trabajo, yo voy a estar 3 meses, aunque eso, queridos amigos, todavía esta por ver.
16 de septiembre - 10:45h aterrizo en Auckland, he llegado a mi destino.